martes, 12 de octubre de 2010

"reflejos"





Hay en frente de mi casa, junto a la playa, una escultura titulada La Dama. Hoy, antes de la hora de comer, estuve escuchándola:

   “Una vez me hubiste esculpido cogiste aquel barco y huiste a la deriva.

Todavía por las noches me sorprendo al encontrarme a mi misma en la soledad más absoluta; y es en ese momento cuando me arrepiento de haberme buscado. Hubiera sido mucho más fácil para mí escapar, coger mis zapatos y correr lejos de aquí. Olvidarte yo, olvidarme yo.
   Pero ni mucho menos. Anclé mi cuerpo aquí, algo me llevó a hacerlo. Tu recuerdo, tus fotos, un pensamiento, todavía no lo sé. Tal vez fue la ingenuidad o el optimismo; el ingenuo optimismo que siempre me ha caracterizado.
   Y cuanto más tiempo pasa, cuantas más razones encuentro para huir, más me hundo en este suelo gris. Como si me sintiera culpable decido no abandonar mi posición, aguantar contra el viento y la marea, esperar... No, creo que ya no te espero, la esperanza también me abandonó hace tiempo.

   A veces me contengo de romper este silencio eterno y gritar tu nombre a pleno pulmón. Imagino que así, tal vez, aparecerás a mi lado"                                             


















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